He bebido
algunas copas, lo admito.
Pero no tiene
derecho de llamarme ¡borracho!
Si asisto a las
fiestas de Baco,
Siento en los
huesos, la húmeda lascivia
De poetas malditos.¡¿Yo
un borracho?!
Si bebo de la
entrepierna Del Dios.
Así atizo la enjundia
para espantar Demonios.
Señora, si la
asustan mis ojos rojos,
y mi perdida mirada.
No vea usted
dentro del alma, pues el horror
Le teñirá las
sienes, y se olvidara de Dios.
He bebido
algunas copas, lo admito.
Es que el
veneno diluye tristezas,
Es el gendarme
de mil demonios.
Señora, tiene
usted razón,
Debería beber
menos ¡pero no me llame borracho!
El ser sensible
que habita esta torpe carcasa,
Se aferra a
ciertos elixires, que sosiegan deseos.
La cuna de
espinas en que mecieron mis huesos,
Dejo heridas
que sangran con singular maña.
Asi que,
señora, hoy beberé unas copas
Sepa disculpar
las groserías que digo,
Es que solo soy
un poeta,
perfecta
amalgama; hombre y demonio.
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